viernes, 12 de septiembre de 2008

REDES INTELIGENTES

Taller de Redes y Gestión del Conocimiento.
Facilitadores: Rolando Calle y Edgardo Lürig.
Apuntes de la Lic. Leticia Soberón del PCCS y Coordinadora de la Red Informática de la Iglesia en América Latina.

Redes inteligentes

En la literatura científica sobre el trabajo en red a través de computadoras, se encuentran conceptos cercanos a la inteligencia conectiva. En general se refieren a redes sociales físicamente descentralizadas de personas que trabajan juntas para un fin, pero pueden no ser miembros de la misma organización. Estas redes adoptan diversos nombres según las disciplinas de los investigadores. Algunos son citados por Philip Howard (2002) en su propuesta de metodología etnográfica de redes. En ciencia política se llaman “comunidades epistémicas” (Haas, 1990); “comunidades prácticas” en sociología (Abbot, 1988); “redes de conocimiento” (knowledge networks) en el mundo de la empresa (Podonly y Page, 1998), o “trabajo cooperativo basado en computadoras” (computer supported cooperative work) en la investigación de los nuevos medios (Mc. Donald y Ackerman, 1998). Estos ámbitos de estudio ofrecen algunas apoyaturas de investigación que serán incorporadas en este trabajo en cuanto son pertinentes para hacer operativo el concepto de inteligencia conectiva.

La mexicana Rosalba Casas (2003:22), estudiosa de los flujos de conocimiento en las redes, asegura que las instituciones son los nodos o elementos centrales de la estructura de redes, pues en ellas tienen lugar el desarrollo de proyectos de colaboración y el flujo de conocimientos.

Una definición sintónica con la propuesta kerckhoviana de inteligencia conectiva, pero más detallada e incluso prolija, es la de “comunidades epistémicas”, ofrecida por Peter Haas en el año 1992. Lo cita Ricardo Cinquegrani (2002) “Una comunidad epistémica es una red de profesionales de varias disciplinas y especialidades que comparten una serie de principios normativos y creencias, las cuales les suministran un marco basado en valores para realizar su acción social como miembros de una comunidad. Comparten convicciones causales, que se derivan de su análisis de la práctica, y que les llevan a contribuir a la solución de un conjunto concreto de problemas de su competencia, y que les sirven de base para aclarar los múltiples vínculos entre acciones políticas y resultados esperados. Comparten nociones de validez, es decir, criterios intersubjetivos para sopesar el conocimiento en su área de conocimiento, y también una política común de solución, presumiendo que conllevará un mejoramiento del bienestar humano”.
(...)
Hemos hecho referencia a las “redes de conocimiento” o knowledge networks, muy desarrolladas en el Canadá. Un ejemplo es la propuesta de Heather Creech, (2001), del International Institute for Sustainable Development (IISD), en su Principles for Sustainable Development Knowledge Networks (2001).

Creech (2001) define las redes formales de conocimiento como “grupos de instituciones expertas que trabajan conjuntamente sobre un tema de su común preocupación, reforzando la investigación de los demás y la capacidad de comunicación, compartiendo bases de conocimiento y desarrollando soluciones que coinciden con las necesidades definidas por los Responsables (decision makers) a nivel nacional e internacional.” Finalmente, Creech describe los principios operativos de las redes de conocimiento: están orientadas a objetivos, realizan un trabajo, requieren compromiso institucional, se basan en conocimiento y pericia y no sólo en intereses, son trans-sectoriales y trans-regionales, fortalecen y desarrollan la capacidad de sus miembros, y son redes de comunicación.

Rosalba Casas asegura que cuando el concepto de redes se aplica al análisis de las relaciones entre los diversos actores que intervienen en el proceso de generación e intercambio de conocimientos, para efectos de la investigación son redes de conocimiento. Estas redes se construyen mediante intercambios entre un conjunto de actores que tienen intereses comunes en el desarrollo o ampliación del conocimiento científico, tecnológico o técnico para un propósito específico (2003:27).

Conocimiento explícito, implícito, tácito

Es necesario introducir aquí mayores datos sobre el objeto concreto de este estudio. Al situar la inteligencia conectiva en un contexto de redes de conocimiento, en cierto modo estamos superponiendo los conceptos de inteligencia, de información y de conocimiento. ¿Es válido este paso? Rosalba Casas (2003, 28) se plantea este mismo problema y asegura que en la dinámica de las redes no es fácil distinguir entre estas formas de intercambio. La información, asegura, está disponbile a nivel mundial, mientras que el conocimiento se refiere a algo específico acerca de un componente a la manera de mejorar u producto o un proceso, y es intangible. Se transmite en relaciones cara a cara, mediadas por la confianza.

Casas cita la distinción de Lundvall entre conocimiento e información del modo siguiente: know-what: información comunicada como dato; know-why: conocimiento sobre principios y leyes de movimiento; know-how: habilidad para hacer algo, y know-who: saber quién sabe qué, y quién sabe qué hacer.
Una antigua aportación a esta problemática la ofreció el médico, filósofo y economista de origen húngaro Michael Polanyi, que publicó en 1967 The Tacit Dimension. En ese libro defiende la tesis de que “sabemos más de lo que podemos decir” (p. 4). Para él las corazonadas, las intuiciones informadas y las imágenes, forman parte de un bagaje no expresable ni codificable que es básico, por ejemplo, en el conocimiento científico.

Casas (2003:44), siguiendo a Gibbons, describe el conocimiento formal o explícito como aquél que debe ser suficientemente sistemático para ser escrito o guardado. Generalmente se encuentra expresado en publicaciones, patentes y artefactos, y es de algún modo resultado del conocimiento tácito que luego se codifica en esas formas. En cambio el conocimiento tácito es el que las personas tienen en sus mentes y por ello es difìcil acceder a él. Su valor es que ofrece el contexto en el cual cada individuo sitúa las ideas y las experiencias. Por eso la transmisión del conocimiento tácito sule requerir contacto pesonal y confianza entre las personas, y ello no siempre se da. En el mundo empresarial existe una progresiva conciencia de la importancia de esta forma de conocimiento, y un interés creciente en su medición y transmisión.

Para aclarar este abigarrado panorama retomamos la citada investigación de Heather Creech (2001) describe en forma muy detallada los tres tipos de conocimiento que se comparten y generan en las knowledge networks, y distingue además el implícito del tácito. Veamos.

El conocimiento explícito (el que se escribe, graba o codifica de algún modo) es la información que cada uno posee y que generará nuevo conocimiento. El concepto es más o menos intercambiable con el información en el contexto de las redes. Para localizar y compartir este tipo de conocimiento, se describen los conocimientos explícitos de cada persona y su relación con el conocimiento almacenado en la organización (también llamado “memoria corporativa”). Se suelen identificar los expertos en la organización, sus reportes y manuales, quién tiene acceso a ellos y las fisuras en la transmisión de estos conocimientos.

Otra modalidad es el conocimiento tácito, que podría definirse como el estilo o modo de hacer las cosas común a la red, y surge del hacer cotidiano, del proceso de ensayo y error individual, de la reflexión y la revisión. Pero es muy difícil articular este conocimiento en forma de “qué hacer”. La transmisión del conocimiento tácito se da a través de procesos compartidos, como el trabajo conjunto, el aprendizaje, etc., además de la transmisión material de contenidos escritos o grabados. En el contexto de las redes, siempre según Creech, crear y compartir conocimiento tácito requiere técnicas de trabajo colaborativo, y el establecimiento de relaciones de confianza que perduren en el tiempo, tanto entre los participantes de la red, como con los que deberán implementar los hallazgos de la investigación.

Finalmente, el conocimiento implícito se refiere a la cultura y los valores de cada uno de los miembros de la red. Está formado por los fundamentos que marcan las normas que el individuo sigue, sus roles y costumbres, así como expectativas y enfoques. En las redes interculturales esta forma de conocimiento es importante y marca las relaciones entre los miembros de la red.

Estas distinciones son importantes porque esta investigación se ha centrado sobre todo en el conocimiento explícito compartido por los miembros de las redes, pero el hecho de que incluya –siguiendo a De Bono- el factor “motivación y valores” lo pone en la frontera con el conocimiento tácito.

En la descripción del campo de estudio veremos que la RIIAL comparte el conocimiento tácito durante las reuniones presenciales, que siempre han marcado la vida de la Red y que nunca dejaron de ser una prioridad. En estas reuniones se comparten y reafirman el estilo, valores y modo de hacer de la RIIAL (conocimiento tácito) a escala continental.

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